miércoles, 1 de diciembre de 2010

soy una enferma de los regalos, pero qué puedo hacer si me encanta?

Llegó Diciembre, y confieso  que me encanta la navidad.

Me fascinan las luces de colores, los muñecos de nieve, las bambalinas y cualquier cosa que brille y tenga escarcha. También me divierte "montar el arbolito" y cantar mientras lo hago, aunque siempre termine con alergia o enredada en las luces.
 
Sí, me encanta el consumismo e irme de compras, pero más me gusta recibir regalos.

Pero para ser honesta, lo que más disfruto de todo este tema del consumismo navideño son los empaques de los obsequios. Creo que es indescriptible la sensación que me da al despegar las cintas y los envoltorios de un paquete.

El lazo... Wow! como disfruto de un lazo bien hecho, sobre todo si las cintas caen como bucles a lo largo del papel. Y no dejaré de lado la emoción que me causa el sonido del despegue de la cinta adhesiva o el rasgado del celofán... "si no lo rompes no es regalo".

Lo sé, soy una enferma de los regalos, pero qué puedo hacer si me encanta?

Abrir regalos me resulta todo un guilty pleasure, y esto me recuerda a una historia...

Como siempre me gustó la envoltura, inclusive desde que era muy niña, mi madre creó un departamento para mí cuando yo tenía como 9 años, era el "Departamento de envolver lor regalos". Suena algo tonto, pero es bastante emocionante cuando por primera vez en tu vida te haces cargo de algo y
el trabajo era bastante arduo, no se crean. Sobre todo en época Decembrina y de cumpleaños.

Al principio mi faena era simple, y consistía en ayudar a todos mis familiares a envolver sus regalos (inclusive los que me obsequiaban a mí en algunos casos); pero pronto el trabajo fue incrementado, o me ascendían de nivel, supongo.

Poco a poco empecé a encargarme del reciclaje de bolsas y de lazos, ya que la economía cada vez era más apretada y además me entraron las ideas de salvar al planeta (go green!); y luego, de un momento a otro mi trabajo pasó del simple envoltorio a la "asesoría y diseño de empaques" y "consejería de qué regalar". 

A medida de que fui ascendiendo de nivel, mi mamá me abrió un espacio físico para mis labores en alguna esquina de la casa, pues tanta bolsa ya no cabía en mi cuarto! Y con el paso de los años me empecé a ver secuestrada para "tarde de comprar regalos" (que no eran para mí), e inclusive en un montón de veces me encontré comprando regalos que otras personas le darían a terceros.

Nunca cobré ni una pulla por mis labores, alguna vez me dieron un chocolate por aquello cuando era más chica, pero lo demás se reducía a un "gracias" o "me salvaste de esta". Pero tampo esperé jamás nada a cambio.

Hoy tengo 19, y han pasado 10 años desde que me nombraron administradora del papel de regalo en mi casa, y les juro que aún me llaman para que les ayude, inclusive he hecho asesorías telefónica y a larga distancia.

Algo que es tan simple y tan sencillo de hacer como forrar un regalo a algunos les resulta sumamente complicado. Y yo que lo  disfruto tanto... Supongo que siempre he ayudado a la gente en esto porque realmente lo disfruto; y porque bueno, para algunas cosas aparentemente tengo buen gusto, o mejor que el de los demás.

Esta es una historia tonta, pero real. Es ese tipo de situaciones familiares que quizás nadie entiende, pero que significan mucho en tu vida. Además, trae consigo bastante material imán de hermosos recuerdos de mi infancia, y la satisfacción de que siempre he hecho un trabajo muy humanitario, dar y envolver regalos.

Espero que este año la vida me pague de vuelta y me llene el arbolito con muchos regalos con mi nombre!




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